Santiago, Chile.
Después de la despedida de familiares y amigos, y de la policía internacional, me encuentro con millones de personas que supuestamente van todas en el mismo avión que yo. El avión es gigante (Boeing 777) aunque claro que yo nunca antes había viajado en avión… Mi asiento es pasillo, a mi lado derecho, dos tipos aburridos, a mi derecha, una familia de británicos (me entretuve la primera hora escuchándolos hablar). Después de unos 45 minutos, el avión se pone en marcha. El despegue es emocionante, pero es de noche y no pude ver nada por la ventanilla… hasta unos minutos después, cuando pasamos por un Santiago brillante y hermoso. En el medio del enjambre de luces naranjas se ve una mancha oscura: el cerro San Cristóbal, coronado por la virgen.
El resto del viaje es aburrido y un poco incómodo. Hay 2 azafatas mujeres y 4 hombres, uno de los cuales actúa adorablemente amanerado. Después de la comida (23:30, hora chilena) traté de dormir, pero no fue mucho lo que logré acomodarme en el asiento. A las 6:00 (de Chile) trajeron el desayuno, que era básicamente igual a la cena. Dos horas después, a las 6:00 de Toronto (o sea, las 8 de Chile) llegamos a Toronto J
Toronto, Canadá.
El aeropuerto de Toronto es grande pero es difícil perderse, porque está todo señalizado. Todo es rápido y fácil, excepto la policía de inmigración. En todo caso, el oficial que me atendió era muy simpático. Después de hora y media “paseando” por el aeropuerto, pude llegar al gate 133, donde vi un nublado amanecer mientras esperaba que llamaran a abordar.
El avión esta vez es uno pequeñito. Mi asiento es ventana, así que puedo ver todo: el despegue, la ciudad de Toronto, el ascenso, y finalmente: el sol sobre las nubes. El mar de nubes que se expande en todo el horizonte, bañado por la luz medio rosa del amanecer, es un espectáculo digno de ver, además, la guinda de la torta fue ¡un double-rainbow! Junto a mí se sienta una señora mayor y nos ponemos a conversar sobre viajes. Le cuento que vengo de Chile y que voy a estudiar en la universidad de Ottawa. Ella me cuenta que sus hijos no quisieron entrar a la Universidad. Uno de ellos trabaja en un negocio familiar, la otra es peluquera. Maravillosamente ganan tanto como cualquier otra persona en Canadá. Es decir que a diferencia de Chile, acá no existe la diferencia de sueldos de acuerdo al grado académico. Además me contó que si eres desempleado, el gobierno te mantiene (te da dinero para alojamiento y comida). ¿Demasiado bueno para ser verdad? Pues claro que todos los canadienses con trabajo deben pagar taxes (impuestos) para mantener este sistema, pero no parece ser tan terrible, considerando que sus sueldos tienden a ser bastante generosos.
Ottawa, Canadá.
Finalmente llegamos a destino, me despido de la señora y me voy a buscar la maleta. El aeropuerto es muy pequeño. Mientras espero las maletas, un cabro me mira (is he hitting on me???) Aparece mi maleta y me voy en un taxi… hacia mi futuro hogar por los siguientes 4 meses…
Soy feliz de leerte Valita.. estaré atenta a tu blog
ResponderEliminarMe alegra que hayas llegado bien. Ya comenzó la aventura!
Te quiero
Fran.-
Concuerdo con la fran. AME leerte, y creo que lo seguire haciendo. Me siento parte de tu aventura así
ResponderEliminarQue todo siga increible, la aventura es {unica :)
gracias chiquillas lindas!!!
ResponderEliminarlas kero muxo y seguire escribiendo!