Palabras... para mí son como agujas (o espadas) de hielo. Me hieren a mí y, lo que es peor, hieren a otros.
A veces logro controlarlas, a veces no.
El asunto es que esas palabras desbocadas me han empujado a la situación actual... y debo hacer algo antes de que sea demasiado tarde (siento que voy corriendo contra el reloj).
No para justificarme, pero para desahogarme, explicaré mi historia:
Hace poco me fui de viaje. La idea era conocer lugares, sabores, colores, gente nueva... Pero para mi sorpresa conocí algo aún más importante: me conocí a mi misma.
Supe quien era yo. Mejor dicho, acepte a mi yo que siempre había llevado conmigo, pero que había ignorado por mucho tiempo.
Sin embargo, esta yo se encontraba más confundida que nunca. Dado que no era la misma de antes, ¿cómo se supone que debía actuar ahora? ¿cuál el camino a seguir?
Volví de mi viaje y mis dudas se acrecentaron ¿qué es lo que quiero? ¿qué es lo que no quiero?
No hay comentarios:
Publicar un comentario